Bethel - Servicio Religioso - 10/02/2021
En febrero se celebra al amor y la amistad, el amor de pareja, de familia, de amigos; durante este mes, a manera de mercadotecnia, compramos flores, tarjetas, chocolates o diversos obsequios para demostrar nuestro amor.
De la misma manera, todos necesitamos sentirnos amados por nuestros padres, hermanos, pareja, hijos, amigos; todos necesitamos que alguien nos ame y nos diga lo mucho que valemos. Pero también tenemos la necesidad de demostrar amor.
Durante la predicación del domingo 7 de febrero, el pastor José Méndez Colín señaló que el amor humano se pude explicar con muchas palabras, con poemas y canciones, con ejemplos y testimonios, pero el único amor que no tiene explicación es el amor de Dios, el cual no tiene límites, es infinito, fiel y eterno.
Agregó que la gran diferencia entre el cariño entre personas y el afecto de Dios es que a veces el amor de quienes nos rodean puede cambiar cuando le defraudamos, situación que se aplica incluso a los padres.
“¿El amor seguirá siendo el mismo hacia una persona que te falla? Es que en ocasiones lo que nosotros llamamos amor es algo convenenciero y egoísta que es para satisfacernos a nosotros mismos”, aseveró el hermano Méndez Colín.
Por otro lado, mencionó que la biblia dice que, aunque nosotros seamos infieles, Dios permanece fiel y ese amor no cambia, aunque nosotros le fallemos, o cometamos pecados de manera inconsciente, “y aunque nos creamos indignos del amor de Dios, pensando que es como el amor humano, Dios no cambia su amor para ti”.
Resaltó que el verdadero amor, proveniente de Dios, nos busca, nos sana cuando estamos enfermos, el amor de Dios nos da plenitud, fortaleza y paz durante la adversidad y Él nos limpia de los pecados, siendo el regalo más invaluable dándonos acceso a la vida eterna a su lado.
